Destino

El otro día me dio por pensar… ¿Cuántas de las decisiones que has tomado en la vida las has hecho conscientemente? ¿Has llegado a tu situación actual porque la querías de verdad, o simplemente porque así se han dado las circunstancias? ¿Cuánto control tenemos realmente de nuestra vida? Generalmente vivimos el día a día, se convierte en rutina y lo aceptamos. Pocas son las decisiones que de verdad hay que tener en cuenta. Al final, de todas las decisiones del día a día, pocas tienen importancia. ¿Qué cómo? ¿Qué bebo? ¿Hago esto ahora o hago esto luego? Pero al igual que estas decisiones pueden darnos un estado de libertad limitada, otras decisiones que pueden parecer sin importancia pueden cambiar tu vida para siempre. Como ejemplo, voy a echar mano del no pocas veces recurrido efecto mariposa: Conoces a una persona del día a día. No la ves mucho. No te cae mal, de vez en cuando cambias algunas palabras pero nada del otro mundo. Un día te invita a quedar con otros amigos. ¿Qué haces? Si no vas, pones una excusa y ahí se acaba la historia. Si vas, lo mismo te lo pasas genial y conoces a un montón

Sonrisas en Akihabara

Fue en mi primera salida por Akihabara una vez llegado a Japón. Para saberlo no hay más que ver la fecha de la foto, 2 de Enero de 2013. Bajaba a este famoso famoso lugar cuya estación tiene el llamativo nombre de Electric Town, con el afán de conseguir el portátil que estaba buscando, pues me sentía aún un poco manco sin mi herramienta habitual para todo. Con más mala suerte que otra cosa conseguí encontrar la buscada tienda pero resultó que estaba cerrada debido a vacaciones de Navidad. La única tienda que realmente me interesaba en estos momentos, oculta al final de un pasillo de mala muerte escondido bajo unas vías de tren, tendría que ser probablemente la única en todo Japón que cerraba por Navidad. No tenía nada mejor que hacer, así que aprovechando que llevaba la cámara después de haber visitado un rato el templo de Asakusa me dispuse a dar una vuelta, a hacer tiempo para que las luces de los carteles de neón me saludasen y me dijesen lo muy espectacular que pueden llegar a ser estas calles tras el atardecer para un amante de las ciudades que transpiran vida nocturna. En una de esas vueltas