Como suelo decir siempre, cuando tenemos una cámara en la mano, tenemos que acostumbrarnos a ver las cosas de manera diferente.
Una vez que no era yo el que conducía, se me ocurriió simplemente hacer una toma subjetiva desde el coche, de manera que captase la sensación de velocidad (aunque no hace falta ir muy rápido, sino simplemente usar una velocidad de obturación baja).
Lo único que pasa, es que te puedes encontrar con un final inesperado…
Por cierto, no os recomiendo hacer esto cuando estás en un monte a bajas temperaturas, porque acaban doliendo las manos del frío…