Enmusubi Fuurin

En Saitama, en la pequeña localidad de Kawagoe, conocida como el pequeño Edo, se celebra como cada verano, del 7 de Julio al 9 de Septiembre, el Enmusubi Fuurin (縁結び風鈴). Y es que los fuurin (pequeños móviles de cristal) son uno de los símbolos del verano japonés. A su vez, el enmusubi (literalmente enlazar destinos), es un acto que se hace para pedir por la buena relación de las parejas, o incluso para buscar una. Así que el ver parejitas está asegurado si vamos a este templo. Por otro lado, Kawagoe es un pueblo que preserva muchos edificios antiguos, y tiene ese aire especial que no podemos encontrar en la gran ciudad. Mucha gente va a pasar el día vistiendo yukatas, los tradicionales kimonos de verano. En el templo Hikawa de Kawagoe, podremos encontrar una gran cantidad de fuurin de todos los colores, adornados con un tanzaku (短冊), una tira de papel donde se escriben deseos al igual que en Tanabata. La mayoría de estos deseos, por no decir todos, estarán orientados a tener una buena vida en pareja. Además, aquí podremos sacar nuestro omikuji, de una manera un tanto característica. Este omikuji no es más que un papel con nuestra

El barrio europeo de Kitano Ijinkan

Tras la bajada de las cataratas Nunobiki, el siguiente paso natural que tomar era la visita del barrio europeo de Kitano Ijinkan (北野異人館) puesto que está prácticamente al lado de la bajada de la montaña que acababa de visitar (a menos de 15 minutos de la estación de Shin-Kobe). Nada más llegar a su calle principal, ya se ve que no te has equivocado de destino. Casas de todo tipo menos de aspecto japonés y un autobús al estilo europeo me dieron la bienvenida bajo una ligera lluvia (no llevaba ni paraguas). En esta zona hay bastantes cuestas (recordemos que estamos al lado de la montaña aún), y en todas las subidas y bajadas podemos encontrarnos este tipo de casas, muy europeas, algunas rozando incluso el estilo victoriano, con amplios jardines y claramente para gente con un poco más de nivel adquisitivo que lo normal. La verdad es que este es un distrito histórico de la épocas Meiji y Taisho, y el término ijinkan (異人館) se refiere a los extranjeros residiendo en Japón en estos periodos (hay otros distritos ijinkan en Hakodate y Nagasaki, pero no tan bien conservados debido a desastres naturales y guerras). Me llamó la atención que

Koinobori 鯉のぼり

Como todos los años por estas fechas, debido por el día del niño celebrado el 5 de Mayo, en todo Japón se pueden encontrar estas carpas colgadas en cualquier vecindario, templo, etc. En el shotengai o calle comercial de al lado de mi casa, no hay ni una ni dos ni tres, que es lo que se suele que ver, sino decenas de ellas. La imagen que forma, super colorida me gustaba bastante así que hoy escribo esto para compartirlo con vosotros (y así aprovecho que nunca había hecho ninguna foto decente de esto hasta ahora). Koinobori (鯉のぼり) se refiere a las carpas que suben el río a contra corriente, y tienen como trasfondo la leyenda china de la carpa que nadó contra corriente una cascada para convertirse en un dragón. En la actualidad, se le da el significado de fuerza y salud ante las dificultades de la vida (nadar contra corriente). Para leer más sobre esto recomiendo una de las magníficas entradas de Nora en este link. Normalmente esta calle comercial está abarrotada de gente, así que para hacer la foto aproveché un día de trasnoche y me fui a eso de las 5:30 de la mañana, cuando la gente aún

Las cataratas Nunobiki

Después de haber visto la grandiosa estatua del Tetsujin-28, decidí que sería bueno acercarme a mi siguiente punto de visita: las cataratas Nunobiki. Es curioso como hago mucho más senderismo en Japón que en España. Ahora, al monte Takao (varias veces), Mitake, Nokogiri en Chiba, Hakusan en Ishikawa, Misen en Miyajima, e incluso el monte Fuji (más los que se me olvidan), añado a mi lista de montes paseados el que se encuentra en Kobe para visitar las cataratas Nunobiki. Como siempre en estos casos, el viaje completo es lo mejor en sí, y el destino es solo una parte del viaje, no lo principal (y más teniendo en cuenta que, aunque estuviese lloviendo un poquito, el caudal de agua que me encontré era minúsculo en comparación con otras épocas. El recorrido es super sencillo, se empieza desde la estación de Shin-Kobe y no lleva más de una hora en subir hasta la cascada y bajar de nuevo Por el camino nos iremos encontrando elementos del Japón más rural, como son las típicas casas perdidas en mitad del monte, mucho más espaciosas que las que podemos ver en la ciudad. Con su diseño tradicional y su exceso de confianza. Y

Tetsujin 28

Este fin de año de 2017 fue uno de los peores que he pasado. No es que desde que haya venido a Japón no haya tenido festividades en solitario, sino que aparte de eso, esta vez le sumé que cogí la gripe. O como se llama aquí, la influenza (de tipo B para ser exactos). Total, que me pasé desde el 27 de Diciembre hasta el 2 de Enero un pelín chungo, incluyendo 24 horas perdidas del primer día sin salir de la cama con 39 de fiebre (fieshhhta!) Sin poder haber hecho nada en todas las vacaciones, era normal que estuviese harto de estar en casa. Así que en uno de estos ataques que me da, al igual que cuando me fui a Nagano, el día 4 de Enero cogí y reservé un bus nocturno que salía en 5 horas para Kobe, desde la nueva terminal de buses de Shinjuku. En esas 5 horas, reservé un airbnb (por probar, porque por la poca diferencia de precio, creo que merece más la pena un business hotel de toda la vida), y miré un poco qué podía ver en Kobe. Así, sin más. Reservar el viaje por la tarde e irme por la noche,

Nakano nevado

Hacía tiempo que no nevaba en Tōkyō como lo ha vuelto a hacer. La nieve caída la semana pasada consiguió recordarnos a muchos la que pudimos ver en 2014, aunque sin llegar a igualarla. Mucho menos la de 2013. Y es que cuando llegué a Japón y me encontré que a las dos semanas cayó una nevada brutal, y al año siguiente lo mismo, ya me pensaba que cada año sería igual, pero no fue así. Excepto contadas excepciones como el año pasado (2017), donde hubo una nevada rara y temprana en Noviembre, pero que no llegó a cuajar y luego no volvió a verse blanco, no he visto nevar de verdad de nuevo en Tōkyō. Y este año también pinta de quedar como anecdótico, aunque aún hoy, más de una semana después de la nevada, sigue quedando algo de nieve que sobrevive en la ciudad. Porque hace un frío del carajo. El caso es que no había visto la nieve nunca en mi barrio, el cual como ya sabréis tiene una estética que me encanta, y por ello lo he retratado en diversas ocasiones. Y ésta era la oportunidad perfecta para hacerlo. Ese día era laborable pero, por la

Colores de otoño en Gotokuji

Si pensabais que el único aliciente para visitar Gotokuji eran los maneki nekos, estáis muy equivocados. Yo hice coincidir mi visita con el periodo de kojo del momiji, la época en la que todas las hojas de los árboles están rojizas. Cuando le enseñé las fotos de los gatitos a algunos japoneses dijeron algo así como «ah, por esto es muy popular entre extranjeros eh?«, cuando la verdad es que, el día que fui casi toda la gente que había era japonesa. Y es que si algo tiene la belleza de este lugar, no es necesario venir de fuera para poder apreciarla En fin, que como cada año en esta época, me gusta aprovechar y sacar algunas fotos a estas estampas. Y aunque cada vez saco menos fotos, nunca está de más tener un recuerdo de por qué estoy aquí. Últimamente no ando demasiado inspirado a la hora de escribir (ni de escribir ni de nada), pero para que ello no se convierta en una excusa para no publicar fotos, os dejo con ellas directamente.

Manekinekos en el templo Gotokuji

El templo Gotokuji está situado en el distrito de Setagaya, en el suroeste de Tokyo, y es muy conocido por sus estatuas de maneki nekos (招き猫) o los gatos que invitan. Estos gatos son los que se ven en anuncios como los de Mixta y al contrario de lo que mucha gente piensa, no son chinos, sino japoneses. Se dice que traen buena suerte en forma de comida, dinero, beneficios y clientes y es por eso por lo que se puede ver en muchísimo de los negocios nipones debido a una creencia que tiene su origen en una leyenda del periodo Edo. Y es que dice la leyenda que el sacerdote superior del templo tenía un gato que quería mucho. Un día, el señor feudal Ii Naotaka, un daimyō que sirvió bajo el shogunato Tokugawa, se encontraba a las afueras del templo y vio al gato, que parecía estar haciéndole señales con la pata levantada, como invitándole a entrar. Naotaka, curioso, entró al templo y fue recibido por el sacerdote. Éste le ofreció te y un sermón mientras una fuerte tormenta eléctrica comenzó a caer fuera. El daimyō, agradecido, donó sacos de arroz y tierras al que por entonces no era más que un pobre