Sí, estáis viendo bien. Es un omikoshi siendo rociado con agua. Y es que el Fukugawa Hachiman matsuri es un festival de los que se conoce como mizukake matsuri. O lo que viene siendo igual, un festival donde se lanza agua.
Y ya os adelanto, que es uno de los más divertidos en el que he estado.
Como podéis ver en la espalda del happi (ropa de festival) de la foto, el matsuri se celebra en el santuario shintoista Tomioka Hachiman (富岡, escrito de derecha a izquierda). De ahí que quisiese presentar este lugar en mi entrada anterior ;)
Además de las diversiones que conllevan los típicos festivales (ir en kimonos, puestos alrededor del templo/santuario, etc.) este festival incluye varias procesiones de mikoshis (tronos portables) que llegan a ser de unas 2 o 3 horas en un recorrido prefijado por las calles cercanas al templo.
Las fotos que estáis viendo corresponden a un kage matsuri (festival sombra, en sentido figurado), significando que «no era el de verdad«. Y es que cada 3 años es cuando se hace grande de verdad, con más de incluso 50 mikoshis paseando, según me comentaron los del lugar. El año que viene (2017) toca uno de estos, y ya tengo decidido ir si la agenda me lo permite (se celebra en un fin de semana de Agosto generalmente).
Total, que todo empieza como podéis ver, paseando el trono desde la salida del templo por la calle principal, felices por poder sacarlo, y caminando con holgura.
Quiero que os quedéis con estas dos fotos hasta el final de la entrada. La que precede a esta línea, de los pies de los portadores, y la siguiente, de una de las chicas porteadoras ;)
A medida que van caminando por las calles, se les va lanzando agua con lo que se pueda. Mangueras, cubos, e incluso niños del barrio con sus pistolas de agua.
Poco a poco el cansancio se empieza a notar (porque los mikoshis pesan mucho, y no son tanta gente llevándolos como puede ser el caso de los tronos de Andalucía). Y lo digo por experiencia, que en 2013 yo también saqué uno por un ratito solo (que me dejaron para hacer la gracia que viviese la experiencia) y me tiré 3 días con el hombro rojo de dolor… :P
Todos se van empapando. Porteadores, ayudantes, seguidores… y espectadores también.
Pero bien felices. Porque la verdad, se pasa bien.
Tan solo decir que yo fui a este festival dos días! El primero para hacer fotos (éstas que veis), y el segundo habiendo dejado la cámara en casa, simplemente para disfrutar con todo el mundo.
Como podéis ver en las caras, se lo pasaban bien, y el ambiente era muy amigable, incluso con los pocos extranjeros que éramos por ahí (era lo que podía decirse un matsuri de barrio y no había venido tanta gente como puede ser en el matsuri real que se hace cada tres años, o en otros famosos de Japón), intentaban ser cercanos y hablar lo que podían conmigo. ¡Y se mostraban super agradecidos cuando les respondías en japonés!
Además de la calle principal donde está el templo, también se metían por otras más estrechas y cerradas del vecindario.
A mitad del camino más o menos, el cansancio se nota (o la ganas de juerga simplemente), y se hace un descansito de unos 10 minutos donde todos aprovechan para hablar, reír y repostar energías.
Reparten cachos de sandía y bebidas (té, refrescos, agua…). No solo para los participantes del matsuri, sino para algunos espectadores también. Aquí es donde más me integré, comiendo y bebiendo con ellos, y aproveche para hablar y sacar algo de información que os cuento ;)
Cuando se reanuda la segunda parte, con las fuerzas recuperadas, se puede apreciar que la tensión aumenta por momentos. El lanzamiento de agua es mucho más fuerte y la cantidad mayor. Se nota que se acerca el momento auge.
En el momento de la vuelta, por la calla principal, la del santuario, camino del final… todo el mundo lanza el agua que puede y vitorea a los portadores.
Mirad bien las imágenes, que dicen más que mil palabras ;)
Al llegar a la entrada del santuario Tomioka se detienen encarando la puerta y empiezan a hacer bailar el mikoshi. Lo menean de un lado para otro e incluso lo lanzan por los aires en una buena demostración de fuerza.
Todo esto, mientra les tiran agua a más no poder, claro está.
Por cierto ¿Os acordáis de las dos fotos que os dije que tuvieseis en mente? (ésta y ésta otra)
Pues comparadlas ahora con la foto superior, de los pies de los porteadores mientras hacen bailar el mikoshi en la entrada del templo, y la foto inferior, de la chica porteadora tras salir de debajo del mikoshi en la entrada del templo.
Es el inicio y el final de este festival, respectivamente.
¿Qué os parece? ¿Iríais a ver este tipo de festival? ¿A meteros entre toda la gente debajo del agua?
Yo estoy deseando que llegue ya el año que viene para hacerlo de nuevo. Vamos, que ya me lo he apuntado en mi calendario ;)
Tiene q ser una experiencia bien divertida y freskita como dics, con razon…
Desde luego, queda como un gran recuerdo…