Cuando era estudiante en Japón, escuché una vez…

Un hombre que no ha subido nunca al monte Fuji es un tonto. Pero aquel que lo ha subido más de una vez, es más tonto todavía.

Y es que subir a la cima del monte emblema de Japón, ha sido siempre uno desde mis objetivos desde que llegué, pero siendo como soy, al final, entre una cosa y otra nunca lo había subido… hasta ahora!

Gracias a mi amigo Nacho, que se encargó de organizar el viaje, por fin me animé a subirlo, y aquí relato los detalles de la subida. Básicamente que es mejor prepararse bien y no como ir a un picnic para subir la montaña más alta de Japón.

Para subir al Fuji, digamos que hay varias rutas. La más fácil y popular es la llamada ruta Yoshida. Luego están otras como la ruta Subashiri, la Gotemba, Fujinomiya o la Ohachi-Meguri. Nosotros optamos por tomar la ruta Subashiri con la intención de librarnos de la aglomeración de gente que se podía ocasionar. No obstante, antes de llegar a la cima se une con la Yoshida igualmente, por lo que tampoco podríamos disfrutar de llegar a la cima solos (y tanto! sorpresita de gente al final)

Saber que ruta vas a hacer es importante incluso antes de empezarla, porque como el punto de comienzo es distinto, el autobús que te sube hasta la 5ª estación, también es distinto! Por lo que si vas a hacer una ruta u otra tienes que fijarte de comprar el billete correcto para tu punto de partida (y de vuelta en caso de que te quieras ahorrar un dinero comprando la ida y vuelta juntas!).

En nuestro caso, la quinta estación de la ruta Subashiri pinta como la foto que vemos aquí arriba. Una pequeña calle con algunas tiendas donde comer y comprar cosas, y bancos donde descansar. Llegamos con tiempo de sobra y cenamos en el puesto de comida de una anciana adorable que nos cazó rápidamente para que nos sentásemos en su local.

Yo, como en vez de prepararme correctamente para este tipo de montaña, lo que hice fui venir a un picnic, traía comida de sobra que había preparado la mañana antes de salir. Sandwiches de foei gras, de chorizo con queso, bocadillo de tortilla de patatas, galletas, dulces para el camino, etc…

Sin problemas oigan. Al menos, en cuanto a comida…

Así pues, estábamos listos para partir sobre las 19:00~19:30, con el plan de llegar a la cima justo antes del amanecer, esperar arriba y luego bajar tranquilamente de día.

Como se puede ver en las fotos, la subida al Fuji de noche es completamente a oscuras, por lo que si no cuentas con una linterna que se engancha en la cabeza, lo tendrás difícil. También es recomendable llevar bastones de senderismo (como hacían todos menos yo). Cuando los probé me di cuenta de mi error, puesto que descarga parte del esfuerzo que realizas con las piernas pasándolo a los brazos (que normalmente, irán descansados durante toda la ruta).

Obviamente, mientras subes inmerso en la más completa oscuridad, rodeado de árboles (al menos en la primera parte), poco puedes ver, pero de vez en cuando se hace algún claro que te deja ver la ciudad, y vistas como ésta que vemos, donde ya estábamos más altos del nivel de las nubes, que cubrían el lago de Kawaguchiko.

Aunque a veces es bueno pararse y mirar al cielo, porque es todo un espectáculo…

A medida que subes, vas pasando estaciones, que no son más que refugios (las únicas construcciones que hay), donde puedes quedarte a dormir, comer, ir al baño… todo por un módico precio, claro está.

Más o menos éste es el aspecto de, si mal no recuerdo, la 6ª y la nueva 6ª estación. Sí sí, porque cuando llegas a la 6ª, y luego a la siguiente pensando que es la 7ª, te llevas una buena decepción al saber que realmente es algo más parecido a un 6,1 que a un 7.

Es lo que tiene subir este pedrusco sin haber investigado nada…

Estas fotos están hechas a la bajada, con luz, pero deja ver la ruta que habíamos subido antes por la noche a luz de día. En especial en esta última, se aprecia la arena/tierra rojiza, que te da la sensación de estar en Marte.

Cuando estás subiendo la montaña, no hace frío para nada. De hecho, en una de las primeras imágenes, se nos ve en mangas cortas. Pero a medida que vas subiendo metros y te adentras en la noche, la temperatura desciende. Igualmente tampoco se pasa mal mientras estés en movimiento. Con una sudadera o un abrigo ligero se soluciona.

El problema es que estás sudando sin darte cuenta y cuando te paras, refresca. Y mucho. En una de las estaciones, la 7,5 quizás, nos paramos a descansar para que alguno de los del grupo (éramos cinco) se recuperase del mal de montaña, y ahí, es cuando sí que me entró frío. Por suerte, llevaban unas mantas térmicas nucleares espaciales que me salvó un poco.

Estas mantas son parecidas a papel de aluminio translúcido de una micra de grosor, y ocupan como un kleenex, pero al extenderlas te pueden cubrir todo el cuerpo. Por lo visto son como las que usan los paramédicos para calentar a las víctimas de los accidentes. No está mal llevarlas porque además no son caras. Pensábamos usarlas en la cima mientras esperábamos, pero el viento que hacía en esa estación era suficiente como para haberlas sacado entonces.

Por cierto que el mal de la montaña (登山病 – tozanbyô en japonés), es algo que te deja sin oxígeno cuando el cuerpo no se adapta a la altura a la velocidad necesaria, y hace que muchos senderistas no puedan llegar hasta el final. Para ello, lo mejor es salir con tiempo por si necesitas parar más tiempo en cada estación para adaptarte a la altura. Si no has subido nunca, no sabes si te va a tocar.

A mí por suerte no me afectó en absoluto, pero a amigos sí, con lo cual hicimos descansos largos en estas estaciones.

Dicho esto, estábamos tomando más tiempo de lo necesario para subir, por las paradas. Por lo que, aunque me sabía mal porque íbamos en grupo, lo hablé con ellos me adelanté yo solo cual explorador porque quería hacer la foto propia del amanecer. Para una vez que subía y más cargando con la cámara que no pesa poco, como no pudiese hacer la foto que quería me iba a volver con una espinita clavada…

Así que ni corto ni perezoso, empecé a subir desde la octava? estación yo solo, a un ritmo el doble o triple de rápido del que había lleavdo hasta ahora. No sé que pensaría la otra gente que había al verme adelantarlos a todos como podía, pero ahí iba yo, dispuesto a llegar a la cima para el amanecer.

Me recordó a cuando subí el monte Mulhacén en Granada (el más alto de la península Ibérica) y llegué a la cima haciendo un sprint ante las miradas atónitas de los que estaban ya allí arriba…

Sorpresa. Ya se acercaba la hora clave (como se puede ver en el color del cielo) y al haberse unido las rutas Subashiri y Yoshida hace tiempo, la cantidad de gente había incrementado. Hasta ahí bien.

El problema era que a partir de cierto momento después de la última estación, el camino se estrechaba muchísimo y pasa como en cualquier atasco. La cantidad de gente entrando es mayor que la que el camino soporta, por lo que se forman unas colas… deliciosas.

Como se puede apreciar, van apareciendo toriis, que son entradas a los santuarios/templos de Japón. Porque por si no lo sabíais, sí, el monte Fuji es un monte sagrado. De hecho, está prohibido llevarse piedras de recuerdo por este motivo *silva*.

Al final, conseguí llegar justo a tiempo a mi destino, donde pude hacer estas fotos del sol saliendo, con el último torii que hay antes de llegar a la cima (como el de la primera foto con el león), donde se puede ver el lago Kawaguchi bajo las nubes.

La cantidad de gente es abrumante y es hasta difícil moverse por los primeros metros de la cima, pero una vez sales de la aglomeración y te diriges hasta el cráter, es bastante fácil e incluso volvería a estar solo de nuevo en ciertos momentos.

Una vez en la cima, no se acaba el recorrido puesto que había llegado a la parte este del crater. Tocaba otro paseíto de 30 minutos hasta la parte oeste, contemplando estas vistas de roca volcánica del interior del cráter (sin actividad, por supuesto xD).

Incluso en pleno Agosto había nieve.

En la ruta hacia el lado opuesto del cráter se puede apreciar como la cantidad de gente decrece de nuevo, y la nieve hace de prueba de que a más de 3,700 metros de altitud, hace frío hasta en Agosto.

Más colas, sí! Yo no sabía muy bien para qué, pero yo me metí ahí. Por lo visto hay una estación meteorológica en toda la cima, y además, el punto más alto del Fuji, que era para lo que la gente hacía cola, para hacerse fotos con el obelisco que mostraba la prueba de estar en el punto más alto de todo el Fuji (y por ende, de Japón). Yo también hice lo propio con el móvil e incluso me la puse en su momento de foto de perfil en Facebook. No iba a ser menos…

Había una foto que tenía muchas ganas de tomar, y era la de la sombra del monte Fuji sobre las nubes… pero se ve que por ser ésta época del año la posición del sol no lo permitía (eso, y que no te daban la opción de tomarla porque el observatorio previamente comentado tapaba el lugar para hacerlo). Imagino que las imágenes que se ven por ahí, estarían hechas en una experiencia de escalada más hardcore, o con los permisos necesarios.

Aquí aproveché para ir al baño más alto de todo Japón (por necesidad, y por la experiencia) y para desayunar, que me lo había ganado. Había que prepararse antes de la bajada y además si no lo hacía, me iba a sobrar comida con todo lo que me había llevado!

Por cierto, que aunque quedamos en que yo subía primero y luego nos veíamos en la cima, al final unos por cansancio y otros por culpa del mal de la montaña, de los cinco que íbamos, solo yo llegué a la cima. Una pena. El caso es que por ese motivo, me tocaba hacer la bajada completa solo. Entre la niebla.

Pensaba que la bajada se iba a hacer más amena. Total, es cuesta abajo. También, yendo solo, iría más rápido. Pero no. Como todo el mundo sabe, aunque la subida es más trabajo muscular, la bajada es lo peor para las rodillas.

Es cierto que lo bajé muy rápido (corriendo a veces), pero acabé con las rodillas muy resentidas. Como decía mi amigo Ivan contando su experiencia en su blog, si no quieres pasarlo mal, elige la ruta Yoshida a la hora de bajar, que es más sencilla.

Nosotros ya habíamos quedado en vernos de vuelta en la quinta estación de la ruta Subashiri, así que solo faltaba poner pies en polvorosa.

Y parte del motivo de que bajase tan rápido es que, al ser cuesta abajo e ir tan cansado como iba, correr para bajar me era más fácil que apoyar correctamente los pies. Básicamente, porque las piernas ya no me respondían y no podía frenar. Además, como se ve en la siguiente foto, hay una zona arenosa que es bastante divertirla bajando derrapando.

Al final no sé como, pero conseguí llegar sano y salvo a la quinta estación, donde, después de descansar brevemente de nuevo en el local de la venerable anciana, pusimos rumbo de vuelta a Tokyo de nuevo.

Experiencia completada. Una linea más para tachar de mi lista de cosas que hacer antes de morir.

Subir el monte Fuji

Consejos y otras anécdotas para cerrar la entrada.

  • Lleva bastones de senderismo para no recargar las piernas, sobre todo al bajar
  • En la 5ª estación de cada ruta venden un palo que puedes usar como bastón, y además te sellan con fuego el nombre de cada estación por la que pares. Un buen recuerdo para llevarte a casa.
  • Cuando vayas a volver, intenta estar con tiempo para montarte en el autobús o te esperará una hora de pie en el autobús para bajar desde la 5ª estación (como me pasó a mí). No es algo recomendable después de 24 horas sin dormir y no sentir las piernas.
  • En esta entrada de mi instagram puse información que grabé con el GPS del móvil sobre el monte Fuji. 15,73 km recorridos en casi 11 horas y media, con un desnivel de unos 1,700 metros (la 5ª estación está a unos 2,000 metros de altitud).
  • En la cima del Fuji hay una estación de correos, desde donde puedes mandar una postal a quien quieras como recuerdo, que tendrá el sello del Fuji. Sí, también se pueden comprar postales.
  • Los baños de la montaña no tienen cisterna. Solo son un profundo agujero bajo donde se acumula todo y se lo llevan en camión cada X tiempo. Por ello usar los baños suele tener un precio de unos 200 yens (1,5 € aprox).

¿Qué?, ¿os dan ganas de subir el monte Fuji si venís a Japón? ¿Os veis capaces?