La señora de las palomas

En un rato que tuve libre en Barcelona, hice el recorrido planeado: Universitat – Pelayo – Plaza Catalunya – Ramblas – Mercado de La Boquería – y vuelta atrás xD

Cuando iba a de camino a la plaza, lo único que tenía en mente era intentar captar algún momento con las palomas y los niños que juegan con ellas, tal y como hice el año pasado. De hecho, cuando llegué, era prácticamente lo único que había para fijarse (también es verdad que eran poco más de las tres de la tarde), y me tiré un rato en una esquina observando a ver si pasaba algo interesante.

Mientras esperaba, todo el rato me estuvo llamando la atención una señora mayor que tenía uno de los kioskillos esos pequeños donde se venden pipas, caramelos y sobre todo, comida para las palomas de la plaza. Era una señora que, aparte de vender la comida, le echaba de comer a las palomas por su cuenta e incluso las cuidaba con cariño, ya que tenía a dos pequeñitas resguardadas dentro de la bolsa de comida.

Después de un rato pensándomelo, me armé de valor y le pregunté si podía hacerle una foto (todo un logro xD). Ella aceptó y me dijo que bastante gente le hacía fotos.

Empezó a hablarme sobre las palomas, e incluso ofreció comida para que se le acercasen a la mano mientras tanto; momento que yo aproveché para hacer la foto con la que me quedé al final. Todo ello con una tranquilidad y parsimonia impresionantes, como si no le importase el tamaño de una réflex.

Esta gallega me estuvo contando un rato como era su casa en el pasado, donde vivían muchísimas personas si lo miramos con los ojos de ahora (creo que me dijo que eran 11 hermanos) y entonces todo era diferente. Prácticamente se cultivaban su propia comida, el mundo iba mejor, no había tanta crisis aunque momentos malos siempre habían, y los niños eran más respetuosos con los mayores. Otros tiempos.

En resumen, para conseguir la foto que quería para mi proyecto de miradas, sólo tuve que ofrecerle compañía a esta entrañable anciana. Y mientras hacía las fotos de esta entrada, tenía una o dos palomas en mi espalda.