Hacía tiempo que no nevaba en Tōkyō como lo ha vuelto a hacer. La nieve caída la semana pasada consiguió recordarnos a muchos la que pudimos ver en 2014, aunque sin llegar a igualarla. Mucho menos la de 2013.
Y es que cuando llegué a Japón y me encontré que a las dos semanas cayó una nevada brutal, y al año siguiente lo mismo, ya me pensaba que cada año sería igual, pero no fue así.
Excepto contadas excepciones como el año pasado (2017), donde hubo una nevada rara y temprana en Noviembre, pero que no llegó a cuajar y luego no volvió a verse blanco, no he visto nevar de verdad de nuevo en Tōkyō. Y este año también pinta de quedar como anecdótico, aunque aún hoy, más de una semana después de la nevada, sigue quedando algo de nieve que sobrevive en la ciudad.
Porque hace un frío del carajo.
El caso es que no había visto la nieve nunca en mi barrio, el cual como ya sabréis tiene una estética que me encanta, y por ello lo he retratado en diversas ocasiones. Y ésta era la oportunidad perfecta para hacerlo.
Ese día era laborable pero, por la previsión de nieve y los riesgos de que los trenes se quedasen parados, muchos volvimos temprano a casa, lo que me permitió coger la cámara y hacer estas fotos que hoy os estoy enseñando.
Las fotos están todas hechas alrededor de mi casa. Si salgo y voy al sur, llego a la estación. Si voy al norte, llego al templo de Araiyakushi. Y en ese radio de no más de 200 o 300 metros están hechas todas las fotos.
Al principio, que salí aún de día hice algunas fotos de mi calle y del templo pero, al meterme en las callecillas pobladas de bares y estética de la era Shōwa vi que el verdadero potencial estaba en las fotos nocturnas (como casi siempre pienso últimamente), así que volví a casa, esperé una hora y salí de nuevo.
Nada más salir por tanta nieve que estaba cayendo, se me empaparon los guantes enseguida y tuve que quitármelos. Gran error. Acabé con las manos super doloridas y rojas, pero mereció la pena. Igualmente no se si habría sido incluso peor dejarme puesto los guantes empapados de agua helada…
La segunda vez que salí me metí dos veces en un conbini simplemente para agarrar con mis manos las latas de bebida calentitas, reponer el aliento un minuto, y volver a hacer fotos. Una táctica de guerrilla de pobre, que resultó bastante efectiva la verdad.
En fin, que así acabé con una ristra de fotos que he procesado de una manera más propia de mi nuevo proyecto taihaijapan que de este blog, porque aquí siempre presento fotos que parecen más de revista de viajes que otra cosa, pero que en mi opinión siento que últimamente carecen de personalidad.
Imagino que mi estilo y manera de ver el mundo va cambiando -a más oscuro-, y al final eso se refleja no solo en proyectos independientes, sino en todo lo que hago.
Hacía tiempo (como siempre) que no me pasaba por aquí, pero espero que hayáis disfrutado viendo estas fotos tanto como yo editándolas.
Fabulosas, Danikaze!! Me fascinan!!
Me alegro de que te gusten Su! :D